viernes, 5 de octubre de 2007

Ya pues,gordo:¿cómo se le hace pa crecer?


Por una presunción perversa asumimos que el desarrollo económico es ajeno a los procesos sociales y políticos imperantes. Así, con ansia esperamos las predicciones del Banco de México, de la Secretaría de Hacienda y las de los diferentes centros de la iniciativa privada y de la academia que participan de la práctica de la economía paranormal, para responder a la inquietante pregunta: ¿cuánto creceremos el año que entra? ¿Cuántas centésimas más que el año pasado buscaremos alcanzar?

Una vez que el dato es revelado, en cascada todas las entidades, públicas y privadas, comienzan a presupuestar en función de su predicción favorita: 3.2, 3.3, 3.455… etc. ¿Qué fue del mítico crecimiento de 7%, ya nadie lo espera? ¿Por qué?

Hasta hoy, los economistas no parecen poder hacer el enlace entre crecimiento y condiciones sociales y políticas (lo peor es que tampoco los políticos). Cómo crecer a un ritmo adecuado a la dimensión geográfica y demográfica del país si Oaxaca, si la corrupción, si la degradada calidad educativa, si el centralismo, si los medios de comunicación, si la impunidad, si el narcotráfico, si los derechos humanos, si gobernadores como Emilio González Márquez, si diputados como los locales de Jalisco, si el EPR… si mil quinientos temas más.

Y nos maravillamos del milagro chileno, del espectacular avance español; que si le hicieron de un modo o de otro, que si la apertura que practicaron, que si los mercados les fueron propicios, que si su producción interna… Ahora que la familia de Augusto Pinochet fue arrestada por su riqueza explicablemente ilegal, es imposible no pensar en el caso mexicano: hemos ido posponiendo los actos de justicia que reclaman tantas historias de maldad y corrupción acumuladas.

Por supuesto, Pinochet merece el infierno no sólo por su riqueza ilícita, sino por los muertos que pesan sobre su lápida, por la represión y la cancelación de libertades que propició su régimen. No obstante, la señal es clara, en Chile no hay impunidad absoluta, ni intocables. No es la sociedad perfecta, pero alcanza acuerdos en los temas básicos.

Argentina se está recuperando rápidamente de una crisis económica brutal; no olvidemos que los argentinos no han cesado de buscar el castigo para los militares asesinos del período de la tiranía marcial.

España pasó de la dictadura a la democracia mediante un pacto político de largo aliento y de ahí llegó al progreso económico. Con menos enjundia que argentinos y chilenos, pero también envía signos de revisar su pasado franquista.

De este modo, ¿en dónde está el secreto? ¿En la pericia económica de los gobernantes o en la mezcla de ésta con la acción política que persigue la democracia, la justicia y la verdad?

(No faltará quien apele al ejemplo de China. Sí, se puede crecer económicamente de manera espectacular, siempre y cuando acabemos de darle vuelta a la tuerca, es decir: si prescindimos aún más de nociones engorrosas como reparto de la riqueza, igualdad, justicia laboral y derechos humanos. ¿Quién dice yo?)

En México, el crecimiento de 7% espera, sin duda, por mejores políticos y mejores economistas. Pero también por una sociedad participativa y memoriosa.

No hay comentarios: